El uso de tecnologías en la docencia es hoy no solo innegable, sino también indispensable. Una de las herramientas que marca esta transformación y deja atrás el papel, son los lentes de realidad virtual que, por primera vez, se incorporaron como recurso pedagógico en un curso práctico del Magíster en Bioquímica de la Facultad. Ocho estudiantes tuvieron la oportunidad de ingresar al interior de una molécula, donde pudieron visualizar en tres dimensiones el sitio catalítico de la acetilcolinesterasa. La experiencia inmersiva y sensorial del curso, permitió transformar conceptos abstractos en aprendizajes tangibles, integrando lo visual con lo kinestésico.
“Estos chicos están evaluando la inhibición de la enzima acetilcolinesterasa tras la exposición a un pesticida organofosforado. Normalmente lo ven en el tubo de ensayo, pero ahora pueden visualizar el sitio activo de la enzima en tres dimensiones y observar cómo se inhibe”, explica el Prof. Marcelo Kogan, adscrito al Departamento de Química Farmacológica y Toxicológica.
La iniciativa es parte de un proyecto docente liderado por el Prof. David Vásquez, académico del mismo Departamento, quien incorporó la realidad virtual al curso de Diseño de Fármacos. “Buscábamos actualizar nuestras metodologías de enseñanza, porque el diseño molecular tridimensional es un concepto que se queda corto en una pantalla bidimensional. Los estudiantes no solo ven cómo reacciona una molécula, sino que pueden manipularla en su volumen real, modificarla y observar en tiempo real los efectos de estos cambios a través de minimizaciones moleculares. Hay un cambio del cielo a la tierra cuando se ponen los lentes; lo que antes les costaba imaginar, ahora lo pueden comprender e interiorizar de manera mucho más profunda en este entorno inmersivo”, cuenta emocionado el profesor.
El uso de tecnologías inmersivas en docencia ha permitido que los estudiantes consoliden conocimientos de manera más intuitiva. “Soy muy visual y tengo memoria fotográfica. Esta forma de aprender es más ilustrativa, ideal para personas que leyendo no aprenden tanto”, comenta Daniela Landaeta, una de las estudiantes que vivió esta experiencia.
Lo que comenzó como una prueba piloto en un grupo pequeño, ahora se proyecta como un paso importante hacia el futuro de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas y de la Universidad de Chile, abriendo posibilidades para repensar la docencia en diversos campos de la ciencia.
“Este es, sin duda, el futuro de la educación. Hoy sabemos que el aprendizaje va más allá de la cognición; la memoria se consolida cuando nos movemos y hacemos. Este sistema es pionero porque une lo visual con lo kinestésico, permitiendo que los estudiantes no solo entiendan conceptos abstractos como las moléculas, sino que interactúen con ellas en una realidad virtual inmersiva. Esto cambia las reglas del juego para materias como la Química, que tradicionalmente se basan en la visualización. El potencial es enorme y no se limita a la ciencia; invitamos a profesores de todas las áreas a explorar esta tecnología y transformar la manera en que enseñamos, creando experiencias de aprendizaje que se graban en la mente y el cuerpo”, concluye el Prof. Vásquez.