Entre el miércoles 10 de abril y viernes 17 de mayo, un grupo de estudiantes desarrolló la ocupación del recinto universitario de la Facultad, reivindicando en un comienzo la acción de suspensión de las actividades docentes de académicos involucrados en investigaciones en proceso, por conductas sexistas y discriminación arbitraria. Con posterioridad, la demanda se centró en aspectos relacionados con protocolos, capacitación, creación de unidades, educación en el contexto de la diversidad, apoyo integral a denunciantes, entre otros asuntos.
Respecto a estas materias, las autoridades de la Facultad en conjunto con el prorrector de la Universidad, firmaron un acuerdo con el CEFaQ y la "Asamblea de Mujeres en Toma", que me permito acompañar a este mensaje [*].
En dicho orden de asuntos, tendremos bastante tiempo e instancias de diálogo para reflexionar sobre los motivos, alcances, posiciones, intereses y tantos otros asuntos de la movilización depuesta el pasado viernes 17. Por cierto, es menester de la comunidad universitaria reflexionar sobre sus procesos y buscar no repetir errores en el futuro, así como realzar el rol formador que le asiste al cuerpo académico respecto del estamento estudiantil; en particular, aquel que va más allá de nuestra disciplina y se correlaciona con la formación cívica de manera general, que es sin duda una competencia transversal que debemos revisar de manera profunda.
Más allá de lo expuesto, y sin entrar en un análisis detallado de los acontecimientos, quiero expresar mis más sinceros agradecimientos por el apoyo general, la unión de objetivos, el espíritu reflexivo y crítico, así como el afán de colaborar en la solución de este complejo conflicto, de parte del estamento académico. En momentos difíciles de una ocupación que duró 37 días, este cuerpo se comportó graníticamente, con una visión clara y precisa, manteniendo siempre el respeto y la altura de miras, apoyando a esta autoridad y sus directivos, y concurriendo a las instancias que fueron citados.
Igualmente, agradezco desde lo más profundo al cuerpo de funcionarios de la Facultad, quienes desde su visión y compromiso institucional irrestricto, se mostraron desde el primer día como agentes activos para colaborar en alguna solución, incluso planteándose como mediadores.
Desde la articulación de las soluciones y el apoyo institucional, es imposible no referirme a la Rectoría de la Universidad de Chile y todos sus organismos centrales. Desde la persona del rector, el prorrector, el director jurídico, la directora de igualdad de género, las jefes de gabinete de Rectoría y de Prorrectoría, los asesores comunicacionales y de gestión de dichos organismos, entre tantas otras personas, estuvieron siempre dispuestos a trabajar y dialogar con los estudiantes movilizados; facilitarnos instalaciones en Casa Central y Torre 15; mediar en el conflicto, y, sostener más de una decena de reuniones para buscar vías de solución. En este sentido, vayan los sinceros agradecimientos de esta autoridad universitaria y todo su cuerpo directivo.
Asimismo, agradezco al Senado Universitario quien finalmente se presenta como garante del acuerdo, a nivel de su mesa directiva. En dicho orden de asuntos, entrego las gracias por el compromiso, la dedicación, preocupación y gestiones de diversa índole, realizadas por los senadores universitarios de la Facultad, quienes articularon parte importante de varios acuerdos, estando siempre dispuestos a las gestiones necesarias para destrabar conversaciones. Igualmente, agradezco al mismo plenario del Senado Universitario y la Comisión de Género y Diversidades del organismo superior de gobierno, por su permanente preocupación en el conflicto que vivimos.
Además, agradezco al cuerpo directivo de la Facultad en su conjunto, los directores de departamento y consejeros de libre elección del Consejo Universitario, por sus acciones y preocupaciones diarias, así como el desafío que comprende operacionalizar los acuerdos comprometidos por las autoridades.
En fin, corresponde ahora una etapa de reflexión y acción. Reflexionar en los motivos que generaron una movilización de las características que vivimos y emprender las acciones comprometidas. Pero también, nos asiste un período de recomposición de las relaciones, de conocernos más inter-estamentalmente y de crecer en la diferencia, valorando un clima de respeto mutuo y realzando valores institucionales que no solo deberían estar presentes en discursos o en el mismo Estatuto universitario, sino que en la convivencia y diario vivir.
Así las cosas, los invito como una comunidad universitaria que reflexiona y actúa a la vez, a construir y avanzar, por conseguir tantos desafíos pendientes y alcanzar tantos sueños que tenemos, ya sean personales como colectivos.
Sinceramente,
Prof. Dr. Arturo Squella Serrano
Decano
[*] Aún están pendientes firmas al documento original de acuerdo, gestión que se encuentra a cargo de la Prorrectoría de la Universidad.
