La huella imperecedera del Prof. Luis J. Núñez Vergara (Q.E.P.D.)

La huella imperecedera del Prof. Luis J. Núñez Vergara (Q.E.P.D.)

Es uno de los edificios junto al Hospital Clínico Universidad de Chile que más llama la atención de los transeúntes que deambulan por la calle Dr. Carlos Lorca Tobar, en Independencia. Es el Edificio Luis J. Núñez Vergara, con sus tonos verdes, amarillos y sus vidrios refulgentes. La imponente construcción de cinco pisos fue un sueño esquivo durante diversas administraciones. 

Aquel edificio que nos acompaña a diario fue uno de los proyectos más insignes del decano Luis J. Núñez Vergara. De hecho, posterior a su muerte fue bautizado con su nombre. Un número considerable de la comunidad universitaria tuvo la posibilidad de conocer y compartir con el Prof. Núñez. Y los que no tuvieron ese privilegio han oído más de una vez alguna historia o anécdota.

Luis Núñez es parte de la historia de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile. Y sin duda es mucho más que el nombre de un edificio. Luis Núñez fue un hombre multifacético: decano, profesor, investigador, hincha de la Unión Española, padre, esposo, jugador de dominó y tenis, que marcó la vida de cada uno/a de quienes lo conocieron.

Cecilia Pinchetti Vergara trabajó más de 15 años como asistente del decano Núñez. Recuerda que le gustaba nombrar a las personas con diminutivos en señal de cariño y que usaba de manera cotidiana una jerga futbolística: “Mire esta carta Cecilita, tíremela al córner. Si llega el director de Postgrado, siéntemelo en la banca”.

“Lo que más me marcó del decano Núñez fue su calidad humana”. Cecilia ha sido testigo del apoyo del decano Núñez a diversas personas. No escatimaba a la hora de ayudar. “Era como un padre con varios hijos”.

Parte de la historia del decano Luis Núñez está unida a la del decano Arturo Squella Serrano. Colegas, amigos, que trabajaron de manera interdisciplinaria y conformaron un equipo en el decanato. Se conocieron en la década de los setenta, por casualidad. Luis Núñez fue trasladado de la sede de Vicuña Mackenna 20 a Olivos. “Era muy amistoso. Se acercaba a conversar. Empezamos a hacer investigación juntos. Yo era electroquímico y él farmacólogo”.

Al inicio de la década de los noventa ambos ya eran profesores titulares. En esas largas conversaciones nació el sueño de innovar en la Facultad. En 1997, Luis Núñez se presentó como candidato a decano de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, no siendo el candidato favorito. Esa elección fue en particular accidentada y compleja. Tras un nuevo proceso eleccionario, Luis Núñez pudo volver a presentarse, ganando la elección en 1998. Arturo Squella fue nombrado vicedecano. 

“Luis Núñez tuvo 4 decanatos. Siempre fui su vicedecano. Éramos unidos. Éramos uno solo, muy afiatados”. El sello de Luis Núñez fue unificar la Facultad, darle importancia a la investigación científica y crear el doctorado en Farmacología, entre otros múltiples logros que se encuentran en su legado.

Cristián Núñez Jorquera es hijo del decano Luis Núñez. Más que su padre, Luis fue su mejor amigo. “Soy hijo único. Mi familia es pequeña. La relación con mi padre era estrecha. Cuando era más grande, lo veía como un hermano mayor”. 

Pese a ser hijo único, Cristián asumió que su padre era de todos y ese mismo amor lo ayudó a enfrentar su temprana pérdida. “Mi papá tenía una capacidad muy grande de influir positivamente en la gente. Era un gran motivador. Es un ícono popular”.

Cristián agradece los consejos dados por su padre. “Me enseñó el camino que debía seguir”. Cristián de profesión médico veterinario, trabaja en el Laboratorio de Análisis y Control Antidoping de la Facultad. Ahí también Cristián conocería a su esposa. 

Cristián rescata de su padre la importancia que le otorgó a la organización triestamental: “Él vislumbró que la riqueza de las instituciones está en las personas”, señala.

“Mi papá era campeón olímpico de tenis. Tenía un estado físico extraordinario. Le llevaba rivales más jóvenes. Cuando veían sus capacidades, nadie más quería jugar con él”. 

“Mi padre está en todos lados. En mi casa, en el laboratorio donde trabajo, en la Facultad que tanto amó”.

Edgardo Zúñiga Droguett conoció al decano Nuñez cuando trabajaba como encargado de la semana del postulante Plan Colegio en Casa Central. Hincha de la Unión Española, “Siempre lo veía con el profesor Alejandro Álvarez en el Estadio Santa Laura”.

“Yo no estaba pasando un buen momento. El decano Núñez me dio la oportunidad de traer el Plan Colegios a la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas”.

“Fue impactante saber su pérdida. Hice gestiones con la Unión Española para hacerle un homenaje en el Santa Laura. Fui con mis hijos. Me di cuenta que no me alcanzaba el dinero para entrar al estadio. Le digo a ellos que entren y que yo me quedaría afuera escuchando. Miro al suelo y me encuentro 20 mil pesos. Miré al cielo y sentí su presencia. Gracias a ese dinero pude entrar al estadio”.

El fatídico viernes 25 de octubre de 2013 el decano Núñez falleció de manera abrupta, restando pocos meses para dejar su cargo. El Prof. Arturo Squella asume de manera interina y en el siguiente periodo se presenta a la elección, saliendo victorioso. Una de sus primeras medidas al asumir el interinato, adoptada el lunes 28 de octubre, fue nombrar al edificio decano Prof. Luis J. Núñez Vergara. Un acto de justicia con uno de los hombres que dejó una huella que ni la muerte ni el paso del tiempo ha podido borrar.

Discípulos del profesor investigador Luis Núñez

El director de la Escuela de Postgrado, Prof. Alejandro Álvarez Lueje y la vicedecana, Prof. Soledad Bollo Dragnic iniciaron su trayectoria académica y profesional de la mano del decano Núñez.

Alejandro Álvarez: “Yo empecé a desarrollar investigación junto a él y el Prof. Arturo Squella en aspectos electroquímicos de fármacos. Él me fue dando la guía de cómo transitar en la vida académica. Además fui su estudiante en la clase de farmacología, en cuarto año de química y farmacia. Desde el punto de vista personal nos hicimos amigos vinculados con el fútbol. Lucho fue 30 años de mi vida. Todavía cuesta decir que se fue de repente, le faltaba tanto por hacer. Era una buena persona, generosa, viajamos juntos y nuestras familias se conocieron”. 

Soledad Bollo: “Fui la primera doctora en Química bajo el alero de los profesores Núñez y Squella. Ellos hicieron una dupla científica, uniendo dos mundos distintos. Yo hice la tesis de pregrado. Luis era muy cercano a los estudiantes, se quedaba tomando un café, conversaba. Terminaba encantándonos y trabajamos con él. Uno iba feliz al laboratorio. Era muy cercano y preocupado. Nos tocaba viajar, conocí a su esposa Arlette. Yo no pensaba hacer un doctorado. Ellos me motivaron. Lo que más me marcó fue el trabajo interdisciplinario. Que un químico farmacéutico trabajará codo a codo con un químico. También soy química farmacéutica, hice el doctorado y trabajo para ambos mundos”. 

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