El legado en primera persona de la profesora emérita Irma Pennacchiotti Monti

El legado en primera persona de la profesora Irma Pennacchiotti Monti

Irma Sabina Pennacchiotti Monti nació en la ciudad de Valparaíso, el 14 de marzo de 1921. A los veinte años de edad comenzó sus estudios de Química y Farmacia en la Universidad de Chile. Tras un año de su ingreso, inició su carrera académica realizando labores de ayudante en el Laboratorio de Física del profesor Carlos Mercado (1942) y en el Laboratorio de Bromatología y Toxicología (1945).

En este último laboratorio es que realizó su memoria de grado, bajo la guía del profesor Hermann Schmidt-Hebbel, titulada “Valoración Química de ácido nicotínico en carnes de vacuno” en 1945. Su comisión evaluadora estuvo compuesta por los profesores Leonidas Corona, Luis Ceruti y César Leyton. Ese mismo año recibió el reconocimiento de Mejor Alumna. Posteriormente, realizó el magíster en Tecnología de Alimentos en la misma universidad. 

Tras su titulación fundó la sección de Química y Forrajes del Instituto de Investigaciones Veterinarias (1946) la cual presidió durante once años. Obtuvo el título de Profesora Extraordinaria de Bromatología (1967) y de Profesora Titular (1985). Ejerció como Secretaria de Facultad (equivalente al actual cargo de vicedecana); también formó parte de los Consejos de Docencia, de Carrera, de Facultad, Comisiones de Calificación y Evaluación Académica. Además, fue directora de Departamento, jefa de Carrera de Ingeniería en Alimentos y Prácticas Profesionales, y, directora del Museo de Química y Farmacia Profesor César Leyton, desde el año 1996 hasta 2017. Debido a su larga y prolífica trayectoria académica, recibió el reconocimiento de profesora emérita de la Universidad de Chile en 2002.

Respecto a su vida profesional, ha formado parte de la Academia de Ciencias Farmacéuticas de Chile, de la Sociedad Chilena de Nutrición, de la Sociedad Chilena de Tecnología de Alimentos, de la Sociedad de Medicina Legal y Toxicología de Argentina, de la Sociedad Española de Bromatología y parte del comité editorial de la ‘Revista Chilena de Nutrición, Bromatología y Toxicología’, ‘Alimentos’, ‘Industria de Alimentos’, ‘Información Tecnológica’, entre otras revistas especializadas.

Su principal línea investigativa es el estudio de la composición química de los alimentos, con especial énfasis en la alimentación chilena. Realizó veintisiete publicaciones en diversas revistas entre 1956 y 2003. Asimismo, ha recibido múltiples reconocimientos que destacan su prolífica carrera profesional y académica.

Texto gentileza: Muestra fotográfica “Pionera y custodia: Un recorrido por la vida de la profesora Irma Pennacchiotti Monti en FaCiQyF", Museo de Química y Farmacia Prof. César Leyton.

Entrevista Prof. Irma Pennacchiotti

¿Qué cargos tuvo en la Facultad?

“Pasé 70 años de mi vida en la Universidad de Chile. Tuve diversos cargos en la Facultad. Entré como ayudante con el profesor Carlos Mercado durante mi segundo año de carrera. En cuarto año fui ayudante del profesor Schmidt. Estuve a cargo de esa cátedra hasta que jubilé. Fui vicedecana, directora de departamento, integrante en diversas comisiones. Además, tuve un rol activo como presidenta y secretaria en diversas sociedades científicas”.

¿Qué recuerdos tiene de su paso como estudiante?

“Recuerdo bastante bien cuando entré a la carrera en 1941. Éramos casi puras mujeres en mi curso. Habían 6 ó 7 hombres. No éramos más de 30 personas. Ahora los cursos de Química y Farmacia son de 100 estudiantes. Llevábamos una convivencia muy linda. Había un acercamiento entre los profesores y los estudiantes. Aparte de las clases teóricas, había prácticas de laboratorio. Hacíamos excursiones de botánica y farmacognosia en el Canelo y Paine”.

¿Era poca la presencia de mujeres en la universidad?

“En realidad, siempre hubo un porcentaje mayor de mujeres que de hombres como estudiantes. Como académicos también hubo en ese tiempo bastantes mujeres. Recuerdo a la Chilita Leighton, una de las microbiólogas y bacteriólogas número 1 en Chile. Teníamos harta gente destacada”.

¿Cómo decidió estudiar Química y Farmacia?

“Cuando niña me gustaba la Historia. Después la Odontología. Pocos saben que estuve a punto de matricularme en esa carrera. Cuando fui a inscribirme me pidieron documentos que no llevaba. Tuve que devolverme al liceo a buscarlos. Me encuentro con la hermana de una compañera que estudiaba Odontología. Cursaba segundo año. Le pregunté sobre la carrera. Fui descartando la idea. En vez de ir a Odontología, me fui a Farmacia que estaba en Vicuña Mackenna 20. Mi hermana Roma estudiaba esa carrera, estaba en cuarto año, yo llevaba un buen puntaje de Bachillerato y me matriculé. ¡Estaba feliz! Desde el primer año me empecé a distinguir. En segundo ya era ayudante de los/as estudiantes de primer año. No me puedo quejar de mi vida”.

“La Facultad era muy pequeña. Estaba solo Química y Farmacia. En ese entonces la carrera duraba cuatro años. Ahora la Facultad es grande, tiene 4 carreras y una actividad muy distinta. Ha adquirido un prestigio muy alto, hay Premios Nacionales de Química y de Ciencias”.

¿Cuál era su línea de investigación?

“Mi línea de investigación fue la composición química de los alimentos chilenos. Se conocía de esto, a través de memorias que se hacían con estudiantes que eran químicos/as farmacéuticos/as. Después empezó a haber más conciencia de conocer lo que consumíamos. El profesor Schmidt hizo una campaña grande para activar investigaciones, así logramos sacar la primera tabla de composición química de alimentos chilenos. Logramos llegar hasta la octava edición”.

¿A qué países le tocó viajar?

“Viajé por becas que obtuve a países, como Italia, Estados Unidos y España. También recuerdo que fui invitada por la FAO, estuve en La Haya en un congreso y en Brasil. Mi marido viajaba mucho a Italia. Tengo familia allá. Mis apellidos son italianos de padre y madre. Tengo doble nacionalidad”.

¿Cómo fue su experiencia en el desarrollo de la carrera de Ingeniería en Alimentos?

“Yo saqué el título de profesor extraordinario de Bromatología que es un poco menos que un magíster. Fue en Tecnología de Alimentos con la Prof. Lilia Masson, a quien quiero mucho. Era necesario para Chile tener un profesional ingeniero en alimentos. La idea cayó bien en las autoridades. La carrera fue aceptada por la universidad. Tiene harto prestigio. Todas las industrias de alimentos cuentan con ingenieros de alta calidad. Están muy bien preparados nuestros egresados. Me siento orgullosa de haber tenido la responsabilidad de crear esta carrera. Participaron los profesores Schmidt, Dr. Fernando Mönckeberg, Julia Vinagre, Lilia Masson y Kerima Álamo, con el apoyo de académicos/as de otras facultades. Creamos una carrera bastante sólida”.

¿Qué rol ha tenido su familia?

“Mi esposo era químico industrial. Llevábamos una vida muy feliz, conversábamos mucho. Me acompañaba siempre a conferencias, era un miembro más de la Facultad y de las sociedades que participaba. Se llamaba Enzo Buzzi. Falleció hace 30 años”.

“Dios me dio la gracia de tener una buena familia que siempre me ayudó. En especial mi hermano Mario, que fue como un padre. Me educó, me sacó adelante y después hizo lo mismo con otros hermanos. Tuve la suerte de casarme con un italiano que me acompañó mucho, cada vez que tenía que participar en algo tenía su apoyo. Tengo 4 nietos y 4 bisnietos. Mi familia es unidad. Mi hija Daniela es un ángel”.

¿Qué recuerdos tiene del Museo de Química y Farmacia Prof. César Leyton?

 “Si tuviera que nacer de nuevo, elegiría la misma profesión. Pero me gustaría estar con la misma gente que conviví. La Universidad de Chile fue mi segundo hogar. Cuando dejé la parte académica, me dediqué al Museo de Química y Farmacia Prof. César Leyton. Lo creó el Prof. Leyton, después lo sucedió el Prof. Schmidt. Cuando este último jubiló, me dejó a mí a cargo. Estuve hasta el año 2017. Recibí alumnos que se interesaban por conocer la historia, gente de Argentina, Brasil, Perú, etc. Ahora estoy feliz de ver el museo tan vivo. Tiene una actividad tremenda”.

¿Alguien más de su familia cursó su carrera?

“Una hermana mía que me seguía en edad estudió Química y Farmacia. Nadie más de la familia ha cursado la carrera. Yo tengo una hija que falleció, se llamaba María Antonieta, era educadora de párvulos, y Daniela, su hermana, que está viva, es diseñadora de interiores y muebles”.

¿Cuál es su rutina actual?

 “Actualmente salgo muy poco de casa. Me desplazo en silla de ruedas. Hay personas que me cuidan de día y de noche. Me dedico a hacer puzles, leo y me mantengo informada de las noticias. También me gusta Instagram. Reviso las cuentas de la Facultad y del Museo. Me sorprendo con todas las publicaciones que hacen a diario”.

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