La Corporación de Desarrollo Comunal de Quinta Normal, junto a todo su equipo de farmacia, fue reconocida por el proyecto titulado “Reenvasado de medicamentos automatizado, con enfoque inclusivo, para usuarios en centros de atención primaria de la comuna de Quinta Normal”.
El Capítulo Chileno de la Sociedad Internacional de Economía de la Salud y Evaluación de Resultados (ISPOR Chile), destacó el trabajo de la Corporación en la categoría “Reconocimientos especiales”.
Esta iniciativa financiada a través del programa Fondo de Farmacia en 2021, funciona mediante el uso de una máquina llamada Autobag, que reenvasa medicamentos e incluye un código QR en el etiquetado. Al ser escaneado, los usuarios pueden oír un audio que dura entre uno y dos minutos, el que entrega información de utilidad sobre medicamento, precauciones, entre otras.
Este proyecto nace a partir de la tesis de Darwin Díaz Bermedo, Alumni de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, generación 2024. “Cuando hice mi tesis me contacté con la Corporación de Desarrollo Comunal de Quinta Normal. Implementamos este proyecto, dándole un enfoque más inclusivo”, narra.
Se incorporó información, como efectos adversos, tipo de interacciones, horarios de administración, usando un lenguaje claro y sencillo. “Fui a los CESFAM de la comuna a enseñarle este nuevo sistema a las personas mayores”, agrega.
“Me emociona el hecho de saber el impacto que tuvo la tesis y como fue creciendo este proyecto. Destaco que logró acercar la medicación a los usuarios”, sostiene.
Visión de diversos actores
Para Pamela Quinteros, química farmacéutica y referente comunal de farmacia en la Corporación de Quinta Normal, el uso de esta tecnología ha significado un gran cambio en el servicio de atención y la seguridad de los pacientes. “La máquina es de gran utilidad en el reenvasado y fraccionamiento, sobre todo de tratamientos crónicos. Antes este trabajo se hacía manual, apostando a la legibilidad de la letra, además de enlentecer los tiempos de quienes atienden en farmacia”, afirma.
“Lo que hizo Darwin fue analizar todo el listado de medicamentos que se podrían reenvasar desde el arsenal y elegir algunos que eran candidatos para este proceso. Se hicieron bolsas preenvasadas con tratamientos estandarizados”, complementa.
El proyecto de Darwin fue más adelante en 2024 retomado por la tesis de Patricio Musalem, egresado de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello. El QR ya no dirigía a un audio con la voz de Darwin, ahora fue reemplazado por una voz proveniente de la Inteligencia Artificial. Además, midió el ahorro en términos de tiempo y la percepción de los usuarios sobre el envase.
“Esta iniciativa fue evaluada de manera positiva por los usuarios, quienes, a través de su celular, de manera simple, pueden acceder a información de interés para su salud”, refuerza.
En tanto, Wilson Portilla, químico farmacéutico egresado de la Universidad de Chile, valora esta propuesta. Portilla trabaja en la bodega y en el COSAM de Quinta Normal. Su trabajo consiste en verificar que los medicamentos que se están reenvasando sean los correctos. “Ha sido un proceso largo y ha pasado por distintas etapas. Un aspecto interesante es que, desde la pandemia, muchos usuarios se les despacha a domicilio los medicamentos, no los reciben en la ventanilla, por ende, a través del audio pueden recibir la información completa sobre su tratamiento”, afirma.
“Toda la repercusión que ha tenido este proyecto y el trabajo que se está haciendo ha servido para validar nuestro rol como químicos farmacéuticos en el área asistencial”, subraya.
Otro egresado de la carrera que ha podido ser testigo de este innovador proyecto ha sido Bastián Cabrera. Alumno 2023 de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, trabaja como responsable de botiquín en el CESFAM Lo Franco y Cecosf (Centro Comunitario de Salud Familiar) Catamarca en Quinta Normal.
“Optimiza la atención y además el usuario tiene la curiosidad de escanear el código QR. Sirve como un recordatorio. Incluso, en un futuro, podría ser de gran utilidad para las personas que tengan dificultad para leer o sean analfabetas al entregar información de su tratamiento”, reflexiona.