Relatos que humanizan la ciencia: concurso “Historia de las Ciencias Farmacéuticas” 2025 puso el foco en los cuidados al final de la vida

Relatos que humanizan la ciencia

“Este año fue más difícil ser jurado”, reconoció el director ejecutivo del Museo de Química y Farmacia, Iván Oyarzún Quezada, tras anunciar a los/as tres ganadores/as del concurso el pasado 6 de octubre. Oyarzún, quien integró el comité evaluador junto a representantes de la Academia de Ciencias Farmacéuticas de Chile (ACFCH), destacó la sensibilidad y la fuerza narrativa de los más de 30 relatos recibidos, provenientes de distintas regiones y contextos, que se premiaron en las categorías “No estudiantes”, “Educación Superior” y “Estudiantes Secundarios”. Esta iniciativa, con una larga trayectoria impulsada por la ACFCH y actualmente liderada por la presidenta Q.F. Marcela Pezzani (2024-2026), mantiene vigente la tradición y fortalece la difusión de la historia, el quehacer científico y farmacéutico del país, proponiendo cada año un tema central que inspira los relatos participantes.

“Muchos de los textos estaban escritos en primera persona y parecían provenir de experiencias reales, lo que les daba una fuerza humana muy potente. Hubo relatos que me emocionaron profundamente y tuve que hacer pausas para poder seguir leyendo. Tocaban temas muy cercanos. La muerte de un abuelo, una enfermedad, una despedida. Es imposible no sentirse parte de esas historias”, declaró el director del Museo.

La convocatoria, que se extendió durante el invierno, logró captar una amplia participación de estudiantes universitarios y de personas mayores de 18 años, evidenciando un creciente interés por vincular la ciencia con la literatura y la capacidad de plasmar emociones e ideas mediante el relato: “La idea fue propuesta por uno de los miembros de la ACFCH, el químico farmacéutico, Luis Ortiz, especialista en cuidados paliativos. Nos pareció especialmente interesante incorporar este tema, ya que muchas personas aún no conocen esta área de especialización dentro de nuestra profesión”, dijo la exacadémica de nuestra Facultad, Prof. Carla Delporte.

Desde vivencias familiares profundamente personales hasta experiencias profesionales en hospitales, farmacias comunitarias y consultorios: “Estos relatos humanizan la profesión farmacéutica. Nos recuerdan que detrás de cada tratamiento o acompañamiento hay historias de vida, vínculos y memorias que trascienden lo técnico”, complementa Oyarzún.

Detrás de sus relatos

Bastián Lira, ganador de la categoría “Estudiantes secundarios” con el relato “Aprende a cuidar”

Preparándose para rendir la PAES y dando clases particulares de Química y Biología aun antes de terminar la enseñanza media, Bastián se abrió desde lo más profundo inspirado en su propia enfermedad – colitis ulcerosa –, decidió dar un paso más allá de su dolor y mirar la historia desde los ojos de Francisca Muñoz Muñoz, su madre.

“Me parece casi un sueño, nunca me había atrevido a participar en concursos de este estilo y mucho menos podría haber imaginado ganar. Cuando me decidí en hacer el relato, quería hacerlo sobre mi enfermedad, ya que era poco conocida y quería desahogarme de alguna forma, contar las experiencias que nadie ve, pero si se sufren. Y cómo homenaje a mi madre, quizá hacerlo desde su punto de vista, como ella vivió el proceso”, dice.

Bastián agregó: “El relato narra la historia de una madre que enfrenta la pena y la frustración de ver a su hijo enfermo sin saber cómo ayudarlo. Desesperada por respuestas, se siente perdida hasta que conoce a una farmacéutica que le explica con claridad cómo funciona la enfermedad. No tiene cura, pero sí es posible vivir con ella. A partir de ese encuentro, la madre encuentra una nueva forma de mirar el futuro con positivismo”.

Pablo Silva, ganador categoría Educación Superior con su relato “Es junio del 95”

Pablo es estudiante de Química y Farmacia de nuestra Facultad, quien concentró todos sus esfuerzos en su internado en el área de Oncología. Fue precisamente a partir de las experiencias vividas con los pacientes durante este internado que surgió la inspiración para su texto. Este proceso le permitió conectar su formación académica con la dimensión humana de la salud, transformando vivencias reales en una narrativa que transmite empatía y comprensión.

“Conocí casos profundamente tristes, y en un comienzo pensé en integrar cada una de esas historias en un personaje ficticio, pero terminé decidiéndome por narrar la de un paciente que seguí de cerca y estaba cursando un deterioro importante cuando me enteré del concurso. Tengo la convicción de que los textos más conmovedores son los que se escriben desde la barriga y sin usar demasiado la cabeza. De todas formas, hay elementos ficticios del relato que buscan acentuar la melancolía perseguida, y van adornando con el carácter de pesadez y complejidad a la situación”, detalla.

“Escribirle a la muerte, y más todavía, a la muerte inminente, es siempre una tarea dolorosa. Se recuerda a las personas amadas que han partido, se piensa en las que podrían hacerlo pronto. De todas maneras, revisitar la memoria ayuda (o al menos a mí) a comprender y aceptar el cese de la existencia, y situar de nuevo en el centro a los que siguen sonriendo, sin perder el lugar que habitan en la retina los que se van”, narra.

En 2024, Pablo participó en la versión anterior de este concurso: “Relatos sobre medicina tradicional de los pueblos indígenas y afrodescendientes”, obteniendo el primer lugar en la categoría de Educación Superior. Además, en 2023 fue parte del concurso literario organizado por el taller de escritura de la Facultad, “Veinte y tres de julio, en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, donde nuevamente se alzó con el primer lugar.

“Encuentro en estos espacios un refugio para las palabras y valoro cada una de las instancias que promueven la creatividad. A veces, en este tipo de carreras, ocurre que la exactitud, la memoria y la repetición nos pintan de tonos grises, y es en gran medida una misión personal sostener nuestros colores. Aprovecho de extender una invitación a todxs para animarse en este tipo de actividades: si tienes voz, tienes palabras. Déjalas caer”, finalizó.

Cristina Vanessa Silva, ganadora del primer lugar de la categoría “Adultos No Estudiantes” con el relato “La última mirada”

Cristina es químico farmacéutico y actualmente se desempeña en el Hospital Sótero del Río. También, cursa la especialidad en Farmacia Clínica en la Universidad de Chile. Su trabajo en el hospital le ha permitido conocer de cerca el área de cuidados paliativos.

“Mi relato surge, en parte, de esa experiencia. Refleja la ilusión de que los sistemas de salud puedan brindar un acompañamiento integral tanto a los pacientes como a sus familias en una etapa tan vulnerable como lo es la enfermedad terminal y el final de la vida. A su vez, me pareció inevitable no compartir mis propias vivencias en el acompañamiento a familiares y la nostalgia de recordar a quienes ya han partido”, dice.

“No suelo escribir en mi día a día, ni había participado en concursos similares antes, por lo que recibir la noticia de haber sido ganadora de este concurso fue realmente una sorpresa y una alegría”, manifiesta.

"Un puente entre el mundo científico y el humanista"

“Escribir un relato es un ejercicio creativo muy valioso. Más allá de abordar el tema central propuesto, invita a quienes participan a estructurar una historia, a través de un inicio, desarrollo y desenlace, creando personajes, y una trama que despierte emociones y sea entretenida. Invito a futuras y futuros participantes a atreverse a escribir, a compartir vivencias reales o imaginadas en torno a un tema central que puede cambiar todos los años”, remata la Prof. Carla Delporte.

Finalmente, desde el Museo subrayaron la importancia de mantener este tipo de iniciativas conjuntas: “Un museo de historia de la ciencia es, por definición, un puente entre el mundo científico y el humanista. Este concurso permite que personas de distintas áreas expresen cómo viven su quehacer desde la sensibilidad. Queremos seguir incentivando este cruce entre saberes, porque nos enriquece como comunidad”.

La premiación del concurso se realizará en noviembre, en una ceremonia abierta a la comunidad.

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