La miel es un producto natural, producido por las abejas y que es extraído del néctar de las flores. El Prof. Edwar Fuentes Pérez, académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile ha estudiado y realizado investigaciones sobre la miel. ¿De qué está compuesta? Principalmente la miel contiene azúcares del néctar, como la glucosa, la fructosa y la sacarosa. Las dos primeras son monosacáridos, es decir, azúcares simples, y la última es un disacárido, lo que implica la unión o condensación de dos monosacáridos. Además, este producto noble contiene cantidades menores de minerales, enzimas, proteínas, vitaminas y polifenoles.
La miel más común es la multifloral, es decir, la que es elaborada a partir de diversos tipos de flores. “Cuando se habla de la miel de ulmo o de la miel de quillay, es porque las abejas recolectaron más de ese néctar. Para verificar aquello se le realiza un análisis del contenido de polen que permite saber qué néctar predomina, entonces ahí se le otorga la denominación de miel de ulmo o quillay”, explica el académico del Departamento de Química Inorgánica y Analítica.
También existen abejas que fabrican miel a partir del exudado que generan algunos animales. Por ejemplo, la miel de mielada es producida por algunos pulgones cuando consumen la savia de las plantas, generan un exudado que es recogido por las abejas, materia prima esencial para la fabricación de esta miel que se caracteriza por su color oscuro.
Dentro de las propiedades de la miel tenemos su componente energético y la presencia de antioxidantes. Además, tiene un efecto antibacteriano debido a que en ella también produce peróxido de hidrógeno. “Permite tratar heridas complejas. Existen estudios que han investigado este efecto terapéutico, estando asociada a sus componentes menores”, sostiene.
Más allá de la miel
Otros productos de la colmena son el propóleo, la jalea real y la cera. El primero es una mezcla del néctar con proteínas y azúcar y que tiene uso medicinal. Por su parte, “la jalea real se produce en menor cantidad. Las abejas lo producen para alimentar a las larvas y a la abeja reina. Es un alimento premium. Es rica en proteínas y tiene un bajo contenido de azúcar”, afirma.
Por su parte, la cera la utilizan las abejas silvestres para construir su colmena. “Los apicultores las ayudan, ya que reciclan la cera en los cajones, lo que permite armar celdas y facilitar el trabajo de las abejas”, explica.
Recomendaciones al usar la miel en casa
Sobre la vida útil de la miel, el profesor explica que este producto no se descompone gracias a su gran cantidad de azúcar y por su poca presencia de agua. Se puede consumir de una infinidad de formas. Hay personas que la ocupan como sustituto del azúcar. Para su mantención se sugiere dejarla en un lugar fresco y seco y en su frasco original, sin necesidad de refrigeración.
Las variaciones en la composición de la miel dependen del tipo de flores que fueron visitadas y polinizadas por las abejas, variando así su proporción de azúcares lo que a su vez influye en la cristalización. Según el Prof. Fuentes, la cristalización depende de las proporciones que tiene la miel de glucosa y fructosa; aquellas con más glucosa cristalizan antes, mientras que las con más fructosa cristalizan más lentamente. Por otra parte, que una miel sea compacta, sólida o más líquida no es algo que afecte en su consumo o en las propiedades de ella. El académico aconseja calentar la miel a baño María en una temperatura que no sea superior a los 40 grados. No hervirla ni calentarla en el microondas, ya que podemos degradar algunos compuestos de interés y producir reacciones inadecuadas en ella.
Idealmente comprar la miel en lugares establecidos, ya que la miel al igual que otros productos alimenticios no está exenta de falsificaciones. “Se le agregan jarabes para que cunda. En general, la miel cuesta que se disuelva al ser tan concentrada en azúcar. Así, si se vierte una cucharada de miel en un vaso con agua, la miel pura se asentará en el fondo sin disolverse rápidamente, mientras que la miel adulterada con jarabe se disuelve fácilmente o se mezcla rápidamente con el agua. Tampoco es tan líquida y al verterla forma un hilo continuo y se acumula en espiral. Por otra parte, cuando tiene presencia de jarabe se percibe, ya que es menos aromática que la miel pura”, detalla.
Las abejas han debido enfrentar diversas amenazas, como los pesticidas, el cambio climático, parásitos depredadores y la escasez de alimento. En el último tiempo, ha habido esfuerzos en Chile por recuperar las poblaciones de abejas, eliminando el uso de algunos pesticidas. El trabajo de los apicultores también es un tema crucial. Uno de los objetivos es disminuir o erradicar al ácaro Varroa destructor, parásito de las abejas melíferas y uno de los más dañinos. “Es una especie de garrapata que se le pega a las larvas de las abejas. La enfermedad se disemina, siendo un vector que transmite un virus”, puntualiza.
En intento por diversificar la actividad apícola, el Prof. Edwar Fuentes destaca iniciativas, como el surgimiento de la apicultura urbana, donde las personas tienen colmenas en terrazas de edificios y las abejas de estas se alimentan en los árboles y jardines vecinos, los que además ayudan a polinizar. Con respecto a lo que queda por hacer, el académico espera que los estudios permitan estandarizar el contenido de los componentes activos de la miel (polifenoles u otros) que le otorgan sus propiedades medicinales, por ejemplo, sanando heridas o combatiendo infecciones.
En este sentido, un avance ha sido el caso de Nueva Zelanda, país en el que se estandarizaron las propiedades antibacterianas de la miel de Manuka, aspecto que viene incluso estipulado en el rotulado y con las investigaciones pertinentes que lo respaldan.